jueves, 3 de noviembre de 2011

Hacia adelante


A veces se quiebra el pecho
y brotan, apuradas en salir, emociones
que tal vez es mejor que aguarden
para no retorcer la herida que escondes.

Y en lo incierto de ese presente
tomas las riendas y frenas
confundido en la tormenta e impaciente
por salir nuevamente a buscar.

Quizás porque no sabes como seguir
después de la tan pesada caída.
Aplomado cae en ti ese dolor que te sostiene
atrapado en los sinfines de la inconciencia.

La fuerza se quiebra tras reiterados intentos
de levantar la cabeza para ver el horizonte
pero así y todo te arrastras, y poco a poco
logras vencer el peso sobre tu cuerpo.

El dolor que ignorabas dolía.
Ese sentimiento que creíste esconder
en el más perfecto escondite de tu vida,
ese dolor pesaba en ti, existía.

Y ahora que has caminado lo suficiente
para poder detenerte a observar,
has visto ajeno lo jamás pensado
que te pudo pasar.

Ahora levantas tus ojos y ves un camino
un sendero que creíste olvidar.
Hoy retornas el rumbo
hacia donde siempre
                                               quisiste arribar.